El otro día me llegó un enlace con las mejores películas de animación para adultos, y me sorprendió ver entre ellas, una que vi hace mucho tiempo y que apenas recordaba, titulada «La tumba de las luciérnagas» de Isao Takahata (1988). Si no la habéis visto advertiros que es un dramón,….pero bueno,…el tema es que esto me hizo recordar el tema de la sincronización de las luciérnagas y me propuse escribir algo sobre ello en el blog.
Lo que se llama sincronizaciones espontáneas se producen en miles de situaciones. Seguro que muchas veces habéis ido a un espectáculo y al aplaudir, te has dado cuenta de que, de manera sorprendente, y a pesar de tener mejor o peor oído para la música, todo el mundo aplaude a la vez de forma «sincronizada». Si te fijas, lo mismo ocurre con los grillos y sus chirridos o los pulsos de luz que emiten las luciérnagas macho para atraer a las hembras. En otra escala, e incluso involuntariamente o sin tener conciencia de ello, se producen fenómenos similares con las células del corazón, las cuales se ponen de acuerdo para producir los látidos, o incluso, el ciclo menstrual de las mujeres, se pone de acuerdo cuando conviven mucho tiempo juntas, lo que se llama «Regulación Social de la Ovulación».
Este fenónemo también podemos encontrarlo en la rotación de la Luna sincronizada con su revolución alrededor de la Tierra, lo que hace que siempre veamos la misma «cara» de la Luna y la forma de los anillos de Saturno.
¿Cómo ocurre todo esto?. El descubrimiento se lo debemos al físico y astrónomo holandés del siglo XVII Christian Huygens, quien en una ocasión estando enfermo de gripe en 1665 y convalecía en su cuarto, se fijó en dos relojes de péndulo que él mismo había construído y que tenía colgados en la pared del dormitorio (por cierto, el reloj de péndulo es un invento suyo), estaban perfectamente sincronizados, lo que llamó poderosamente su atención, ya que con sus conocimientos, sabía que esa circunstancia debida al azar, era muy extraña. Entonces deció pararlos y volverlos a lanzar de manera que su oscilación estuviera desfasada,..pero al poco tiempo, se dió cuenta de que ambos péndulos oscilaban de nuevo al unísono. Pensando, decidió variar el experimento y cómo el único nexo de unión entre ambos relojes era la pared, cambió uno de ellos a otra pared y los volvió a parar y arrancar cada uno a un ritmo. Con el paso del tiempo, los relojes seguían oscilando cada uno a su ritmo, por lo que dedujo que el acoplamiento anterior de los relojes se debía a la pared.
De este experimento, ya en el siglo XX surge la rama de la Física llamada «Teoría de los Osciladores Acoplados». Cada uno de los relojes de Huygens es un oscilador. Lo rudimentario de sus mecanismos hacía que cada uno tuviera una frecuencia de oscilación diferentes dependiendo de los parámetros de construcción del péndulo, como su peso, su longitud, etc), realizando el recorrido de ida y vuelta en un tiempo ligeramente diferente. La pared era el elemento que hacía que el acoplamiento entre los relojes estuviera sincronizado. La oscilación de uno de los péndulos provoca una vibración que se transmite por la pared e influye en el movimiento del otro y viceversa. En un tiempo relativamente corto (dependiendo de la rigidez de la pared), ambos osciladores se sincronizarán.
Fenómenos similares ocurren en la naturaleza. Las luciérnagas macho poseen una especie de oscilador natural que les permite «encender y apagar» el proceso bioquímico que genera luza en su abdomen. Al juntarse cientos o miles de estos insectos, todos logran sincronizar sus «osciladores» internos y emitir pulsos de luz al mismo tiempo.
El ciclo menstrual de las mujeres se sincroniza con el de sus compañeras si pasan mucho tiempo juntas, producto de estar expuestas a las feromonas del sudor del resto de compañeras. Se debe a que las mujeres pueden influir sobre la hormona luteinizante (LH), máxima encargada de producir la ovulación, retrasando o adelantando su concentración máxima. La hipótesis que se baraja reside en un vestigio evolutivo de la époco prehistórica que, para una reproducción eficiente, era esencial para la supervivencia de la especie humana que todas las mujeres se sincronizaran. http://Martha McClintock (1971)
Lo mismo ocurre con las ondas cerebrales o nuestro corazón, cuyo tejido cardíaco, formado por ciento de miles de células musculares que tienen la capacidad de oscilar. Si cada una oscilase en su propia frecuencia, el resultado sería un músculo cardiaco inmovil (las oscilaciones individuales se cancelarían entre sí). Sin embargo, como ocurre con los relojes de Huygens, el acoplamiento «mecánico» les permite sincronizar sus oscilaciones de manera que podemos escuchar una única oscilación colectiva como un único latido perfectamente definido.
Referencias:
– Ciencia Popular
– Neoteo: La física de la sincrionización
– Biografía de Huygens
– Sincronización
– Sincronía menstrual y suspensión
– Silencio en el Santuario de las Luciérnagas
– Descubren por qué se sincronizan los relojes de péndulo cuando están juntos